El norte de China enfrenta una situación meteorológica sin precedentes debido a una intensa tormenta de viento que ha azotado la región, particularmente en Pekín. Las autoridades han emitido una alerta naranja, la primera en una década, ante ráfagas que han alcanzado velocidades récord desde 1951, con picos de hasta 46,8 metros por segundo en algunas zonas .
La capital ha sido especialmente afectada, con más de 700 vuelos cancelados en su aeropuerto internacional, cierre de parques emblemáticos como el Palacio de Verano y el Templo del Cielo, y suspensión de servicios ferroviarios. Además, el medio maratón de Pekín, que contaba con la participación simbólica de robots humanoides, fue aplazado .
Las autoridades han instado a la población a tomar precauciones extremas, especialmente a las personas con un peso inferior a 50 kilogramos, debido al riesgo de ser arrastradas por las fuertes ráfagas. Se han reportado daños en infraestructuras, con árboles derribados y vehículos afectados.
Este fenómeno ha reavivado el debate sobre la creciente frecuencia de eventos meteorológicos extremos en China y la necesidad de implementar medidas ambientales más estrictas para mitigar los efectos del cambio climático .
