Aumentan los problemas de salud mental en niños de Antioquia

Aumentan los problemas de salud mental en niños de Antioquia

En Antioquia, se ha observado un preocupante incremento en los problemas de salud mental entre niños y adolescentes. Factores como el estrés familiar, el acoso escolar y el uso excesivo de la tecnología están contribuyendo a este fenómeno. Según estudios recientes, los índices de ansiedad y depresión en menores han aumentado en los últimos años, reflejando la necesidad de una atención prioritaria. 

Ramón Eduardo Lopera, presidente de la Asociación Antioqueña de Psiquiatría, señaló que las 30 camas disponibles para niños y adolescentes en las instituciones de salud mental de la región siempre están ocupadas. Este aumento en los problemas de comportamiento está estrechamente relacionado con el uso desmedido e inadecuado de las redes sociales y los dispositivos electrónicos, lo que ha disparado las enfermedades mentales y los intentos de suicidio.

La Procuraduría General de la Nación ha alertado sobre el alarmante incremento de trastornos mentales en niños, niñas, adolescentes y jóvenes en el país, quienes cada vez más presentan síntomas de depresión, ansiedad y trastornos de comportamiento. Estos factores influyen en el consumo de sustancias psicoactivas, deserción escolar, intentos de suicidio y casos de suicidio consumado en el país. 

Además, los departamentos de Antioquia y Chocó enfrentan una crisis de salud mental entre menores de edad, con más de 32,000 intentos de suicidio reportados entre enero y octubre de 2024, según informó el Instituto Nacional de Salud. De estos intentos, el 40% corresponde a niños, niñas y adolescentes, y las mujeres representan el 75% de los casos en este grupo etario. 

Expertos y organizaciones en Antioquia hacen un llamado a priorizar la salud mental infantil mediante estrategias que incluyan campañas de sensibilización, fortalecimiento del sistema de salud pública y la creación de entornos seguros para los niños. Es crucial que los padres estén atentos a las señales de alerta, como cambios en el comportamiento, aislamiento o bajo rendimiento escolar, para brindar el apoyo necesario a tiempo.

La comunidad educativa y las autoridades deben trabajar conjuntamente para implementar programas que promuevan el bienestar emocional de los menores, fomentando hábitos saludables y un uso responsable de la tecnología. Solo a través de un esfuerzo colectivo se podrá enfrentar esta problemática que afecta a las nuevas generaciones.

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