El concejal Jonathan Eduardo Chaverra Ortiz está en el ojo del huracán tras una brutal agresión contra su expareja, a quien golpeó repetidamente en la cara mientras le decía con burla y crueldad: “¿Qué se siente estar viva?”.
El ataque ocurrió en plena madrugada, luego de que el cabildante, en medio de una parranda, llegara a la casa de la mujer. Fuera de sí, destrozó su carro, le arrancó las placas y le envió fotos del daño. Cuando la víctima bajó a grabar lo que estaba ocurriendo, Chaverra la sorprendió: rompió la reja, la persiguió, la alcanzó y la golpeó con saña.
Las pruebas son contundentes. Existen videos, audios y chats que documentan el terror al que sometió a su expareja. Este no es un caso aislado ni un simple “error”, como intentó justificar el propio Chaverra en medios de comunicación. Es violencia pura, sistemática y cobarde contra una mujer indefensa.
A pesar de la gravedad de los hechos, la sanción impuesta hasta ahora es una burla: 60 días sin voz ni voto en el Concejo. Mientras tanto, la Fiscalía y la Procuraduría siguen investigando, y el Partido Alianza Verde dice solidarizarse con la víctima, aunque sus acciones siguen sin ser contundentes.
¿Cuánto más debe soportar la comunidad estos abusos de poder?
¿Cuántas más antes de que se haga justicia de verdad?
Este caso no puede quedar impune. Copacabana, Antioquia y todo el país deben exigir la salida inmediata de Chaverra y una condena ejemplar. Los agresores no pueden seguir ocupando cargos públicos.
