En una entrevista exclusiva con EL PAÍS, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, reflexionó sobre sus dos años y medio al frente del país, admitiendo que subestimó las dificultades de implementar una revolución desde el gobierno. Petro expresó: “Fallé al creer que podía hacer una revolución gobernando, cuando eso lo hace el pueblo”.
Durante la conversación, el mandatario también abordó el impacto personal de su gestión, describiendo su experiencia como presidente como “de una infelicidad absoluta” y un “sacrificio”. Señaló que uno de los primeros ataques que enfrentó fue hacia su familia, mencionando intentos de destruir sus lazos sentimentales para debilitarlo emocionalmente.
Petro criticó la atmósfera del Palacio de Nariño, calificándolo como “una mala imitación francesa” y sugiriendo que podría estar “lleno de fantasmas”. A pesar de estos desafíos, destacó que el apoyo popular le brinda energía: “Cuando la gente me abraza, me siento recargado”.
El presidente también reconoció que su confianza en personas cercanas pudo haber sido excesiva, lo que llevó a situaciones adversas. Además, abordó temas como la infiltración del narcotráfico en campañas políticas y los problemas familiares que han afectado su mandato, incluyendo las acusaciones contra su hijo por presunto lavado de activos.
En cuanto al panorama político, Petro se refirió a figuras como Vicky Dávila, exdirectora de la revista Semana y actual precandidata presidencial, comparándola con el presidente argentino Javier Milei. Estas declaraciones reflejan las tensiones y desafíos que enfrenta su administración en el contexto político colombiano.
La entrevista ofrece una visión introspectiva de Gustavo Petro, quien, a pesar de las adversidades, mantiene su convicción sobre la necesidad de una transformación profunda en Colombia, aunque reconoce que dicha revolución debe ser impulsada por el pueblo.
